domingo, 1 de marzo de 2009
Double Vision
Taipei, la bulliciosa capital de Taiwan, es una ciudad en la que la parafernalia de alta tecnología de la vida moderna se completa con creencias que se remontan cuatro mil años en la historia china. Es un lugar donde se considera a los fantasmas tan reales como los rascacielos y en la que un oficial de policía con problemas se enfrenta a un demonio tan oscuro que amenaza no sólo su vida sino también su propia alma. El gran detective Huang Huo-tu (Tony Leung Ka-fai) se está desmoronando. Como pago a su aportación para deshacer una trama de corrupción en el cuerpo, es trasladado a hacer en el peor trabajo de la Oficina de Asuntos Exteriores. Sus compañeros le han dado la espalda, y su mujer, Ching-fang (Rene Liu) está en trámites de divorcio. Pero, entonces, tres horribles asesinatos sacuden el departamento. Las víctimas no están relacionadas, pero el Coronel (Yang Kwei-Mei) encuentra un misterioso fango negro en sus cerebro, junto con la evidencia de que todos han muerto en un estado alucinógeno. Claramente hay un asesino en serie en libertad, pero es el primero en la historia de Taiwan, y la policía no está preparada para llevar el caso. Con la gente al borde del pánico, el alto mando pide ayuda de mala gana a su más estrecho aliado – los Estados Unidos. El FBI manda a su mejor experto, Kevin Richter (David Morse). Ahora que está implicado un extranjero, Huang tiene que hacer algo de verdad, aunque se encuentra con un problema. Su antiguo compañero, Li Feng-bo (Leon Dai), le advierte que si ayuda a los americanos a solucionar el caso, volverá a avergonzar otra vez al departamento, y Li no podrá ayudarle. Pero los instintos de Huang como detective son más fuertes que su habilidad como policía, así que él y Richter se ponen a trabajar, y hacen rápidos progresos. Después, la sorpresa. Encuentran un patrón en los asesinatos en un oscuro y antiguo diagrama taoísta. Es una fórmula para alcanzar la inmortalidad, que implica enviar a cinco malhechores a través de cinco terribles niveles de infierno. Eso predice que aun quedan más víctimas por llegar. Para Huang, inmediatamente parece posible que una fuerza sobrenatural esté en juego, una idea que el pragmático Richter se niega a compartir. ¿Están buscando a un astuto asesino o a un espíritu airado? Un rastro de pruebas cada vez más sangriento les conduce en ambas direcciones.
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